10 de febrero de 2015

ACORDE


MOVIMIENTO POÉTICO-MUSICAL DE ASUNCIÓN ESCRIBANO

J. M. Ferreira Cunquero

ACORDE viene a ser un soplo de aire fresco, que puede aplacar, en un instante, ese estado de la necesidad, en que notamos que faltan los pájaros que, al albor, se hacían notar en los negrillos del alma.
Fue Premio Fray Luis de León el pasado año, pero hasta eso carece de importancia, ante la magnitud que atesora el poemario en sus adentros.
 Un ser humano, muy especial, fija su atención en la naturaleza, que cada jornada, muta su rostro para que la explosión de la vida atrape, en su mirar, la belleza que logran tocar (a través de su pluma) las manos. Las manos del corazón, abandonadas en la sutileza magistral que nos va llevando por ese recorrido intangible, que, cerca de la obra natural, tantas veces nos ha gritado, sin que fuésemos capaces de detectar armonías o acordes del aire en las ramas que cimbrean geométricos movimientos.
Eso es lo que hace Asunción Escribano, sentir y vivir lo que, gracias a una manufactura del intelecto, se convierte a través de una sensibilidad, única y especial, en un libro, que nos regala la emoción en la que converge en su grado máximo la belleza.
ACORDE es el inicio musical de la aventura que nos va llevando, por las estaciones de la hermosura, hacia el gozo que surge de la metáfora inesperada que consigue adueñarse de nosotros, produciéndonos ese estremecimiento del íntimo placer,  que solo puede encontrase en la poesía cuando surge, en torrente, de una propuesta creativa que, desde la verdad, traspasa los contenidos de la desnudez del poeta.
Ese ACORDE  magistral, ha surgido de la madurez de una poeta entregada a la causa de  vivir a golpe de sentimiento y observación su intrínseco cosmos de la palabra. Ha sido publicado por Visor,  una de las editoriales más prestigiosas del mundo literario.
ACORDE es el anticipo del gran recital que nos espera en el gran auditorio de la poesía, donde ASUNCIÓN ESCRIBANO solo nos ha mostrado el primer movimiento como mera insinuación del diálogo que acaba de iniciar con la inagotable obra de la naturaleza. No es difícil augurar, para suerte nuestra, que habrá programado, en las neblinas de los bosques, donde emerge el tacto con éxtasis sublime,  otros encuentros. 

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